Catequesis

Esta tarde hemos continuado hablando de la confesión en nuestra catequesis, pues cada vez es más próximo el momento de su primera confesión.

Hemos hablado del tema desde la parábola del hijo prodigo.

Los chicos han comentado que el hijo menor perfectamente podríamos ser nosotros que en ocasiones nos alejamos de Dios nuestro padre, cuando ponemos mayor interés en nuestros egoísmos que en estar cerca de Dios y en consecuencia que en poner a Dios en el centro de nuestras vidas. También hemos visto reflejado a Dios en la figura del Padre.

Que desde un amor infinito nos deja actuar libremente, y en consecuencia equivocarnos, pero que por otro lado siempre está a la espera con la vista puesta en la lejanía para ver si vamos.

Dios es amor, es amor puro y fraternal como el del abrazo en el que se funden el padre y el hijo cuando se ven. Un abrazo de perdón, un abrazo que olvida las diferencias, un abrazo que pone tierra de por medio entre las desavenencias.

Dios nos ofrece siempre su amor su abrazo, su cariño y un vida plena, pero en nosotros está el querer recibirlo o no. Y este es un gran pecado negar a Dios. La confesión es ese abrazo de Dios que nos perdona y nos ama. No importa lo grandes que sean tus faltas o cuanto tiempo lleves sin confesarte, lo importante es darte cuenta de aquello que nos aleja de Dios y entender que sin Él estamos lejos de una vida plena y feliz.