Hoy, como venimos haciendo últimamente, hemos realizado la oración en silencio y con el SAGRARIO abierto, para que cada uno pida en lo hondo de su corazón aquello que necesite o quiera.
A continuación nos hemos separado, como hicimos el viernes pasado, en dos grupos, uno en la salita y el otro en la iglesia. Hemos comenzado recordando que el domingo es el día mundial de la infancia misionera, dedicado este año al continente Americano. Todos hemos sido enviados, como hizo Jesús con sus apóstoles, a ir por todo el mundo enseñando lo que Jesús nos ha enseñado y bautizando en el nombre del PADRE Y DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO. Los niños se han comprometido a hacer un sacrificio, oración o acto vuluntario para ayudar a que esto se realice. En el tema de hoy hemos visto como el pueblo de Israel que se había comprometido con Dios en tenerle a Ël como único Dios y a cumplir sus mandamientos, falla en este compromiso, se olvida de Dios, adora o se fabrica falsos dioses y viven en el pecado, pero Dios no los abandona sino que elige unas personas , los PROFETAS, a los que envía a predicar la penitencia, a instarles para que abandonen y se arrepientan de sus pecados y a recordarles su alianza y la promesa de un Salvador.
Estas personas, son elegidas por Dios, aunque ellos se sienten indignos y no preparados e incluso algunos se niegan en principio a cumplir su misión (aquí hemos contado la historia de Jonás). En conclusión, los profetas son personas elegidas por Dios, a los que manda una misión concreta y a los que insta a que digan las palabras que El pondrá en su boca. En relación a los deberes de la semana pasada, aprender los diez mandamientos, sólo una niña los ha aprendido. Ruego a los padres que los repasen con sus hijos, y así los recuerden los padres y los aprendan los hijos...
Como siempre os esperamos el domingo en la Santa Misa, no nos falléis
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